SOY UNA PARTIDARIA DE LA CONEXIÓN CUERPO-MENTE
He sentido esa conexión varias veces —¡ajá!— justo después de un entrenamiento intenso. Considero que el ejercicio forma parte de mi práctica espiritual. Quizá pienses que practicar ejercicio no relaja, o que la palabra espiritual en el mundo del entrenamiento físico es un poco extraña. Pero continúa leyendo unos segundos más y verás por qué en realidad no lo es.
Al centrarte en el movimiento, la respiración y las repeticiones, la mente se tranquiliza. En ese momento el ejercicio se convierte en una meditación en movimiento. Muchos pensamos que para lograr ese efecto es necesario practicar yoga o tai chi, pero en realidad, cualquier tipo de ejercicio puede conectarnos con el momento presente, con el aquí y ahora.
Despejarnos. Concentrarnos. Estar presentes.
Sin embargo, el primer paso para lograr esa conexión es un cambio de perspectiva. Tu motivación principal para hacer ejercicio no puede ser «tengo que hacerlo», tampoco el deseo de tener los glúteos más firmes o una tripa plana. (Esos objetivos son válidos, pero no como motivación principal). Si quieres sacar el máximo partido de tus entrenamientos, lograr el máximo beneficio para tu mente, cuerpo y espíritu, y cultivar el hábito diario del movimiento, todo se reduce a la manera en que concibes el ejercicio.
Ese es el VERDADERO secreto. Trabaja en ello y el resto vendrá solo.
Para motivarte a que esta semana actives un poco más tu cuerpo, comparto contigo dos entrenamientos que puedes practicar en cualquier sitio. El primero es una nueva rutina HITT y el segundo, un clásico de los entrenamientos exteriores.
ENTRENAMIENTO 1

ENTRENAMIENTO 2
En la sección de comentarios a continuación, me encantaría que compartieras conmigo cuáles son tus motivaciones para practicar ejercicio.
Con cariño,
Ana
PD: Si pruebas los entrenamientos, etiquétame en tu #sweatyselfie.